Dime qué color usas y te diré como eres

Dime qué color usas y te diré como eres

Alguna vez se han puesto a pensar, ¿qué sucedería si no existieran los colores? Si todo lo que nuestros ojos ven, ¿fuera gris? Tal vez todos actuaríamos igual y la vida se tornaría aburrida. Los colores impactan de forma inconsciente y significativa en el comportamiento humano. Por ejemplo, gracias a los colores que usamos en nuestra vestimenta podemos expresar cómo nos sentimos y podemos comunicar nuestra identidad y nuestra personalidad.
Isaac Newton descubrió el color en 1676, cuando pasó una luz blanca por un prisma, y encontró que la luz se separó en bandas continuas de color, rojo, naranja, amarillo, verde, azul índigo y violeta (los colores del arco iris).

Así como le debemos a Newton la definición física del color, también le debemos a Johann Göethe, científico alemán del siglo XVIII y principios del siglo XIX, el estudio de las modificaciones fisiológicas y psicológicas que el ser humano sufre ante la exposición a los diferentes colores. (Psicología del color, 1810).

Para Göethe era muy importante comprender la reacción humana a los colores, y su investigación fue la piedra angular de la actual psicología del color. Desarrolló un triángulo con tres colores primarios rojo, amarillo y azul y consideró este triángulo como un diagrama de la mente humana y ligó a cada color con ciertas emociones.

La psicología  del color es un arma esencial a la hora de vestirnos. Cada color es capaz de transmitir sensaciones y efectos diferentes.

EL BLANCO: Es el color más perfecto, ya que no tiene ninguna connotación negativa. Si lo vemos desde el punto de vista de los colores de la luz no es un color, pero en el sentido físico es la suma de todos los colores del arco iris. Transmite inocencia, pureza, espiritualidad y paz. Usarlo cuando queramos proyectar actitud clara, pura y limpia.

 

EL AMARILLO: Es el color más contradictorio por definición. Por un lado simboliza vitalidad, libertad y atrevimiento, trasmitiendo búsqueda de la verdad, una mente abierta y sentido de libertad. Y por otro, en una época del año poco apropiada o en exceso puede transmitir sensaciones de mentira, enojo o incluso envidia.

 

EL ANARANJADO: representa calidez y entusiasmo. Transmite interés por las cosas y anima a los decaídos. Cuando lo utilizamos  denotamos confianza en nosotros mismos, amor propio, ambición e interés por las cosas.

 

EL ROJO: cuando pensamos en el rojo, visualizamos la sangre y el fuego. Pasión, agresividad, energía y fuerza. Transmite dominio y atrevimiento. Es el color idóneo si queremos ser el foco de atención en alguna reunión.

 

EL ROSADO: Color netamente femenino. El rosa simboliza  cortesía y encanto. Es nombre de flor y mujer. Las personas que visten de este color transmiten sensibilidad y sentimentalidad así como las cualidades nobles del compromiso.

 

EL MORADO: es el color de los sentimientos ambivalentes. El morado es la unión del rojo y el azul, opuestos entre sí, lo masculino y lo femenino, la espiritualidad y la sensualidad. En la antigüedad era el color del poder, de los gobernantes.

 

EL AZUL: es el favorito de todos los colores, especialmente el de los hombres. El cielo es azul y por eso asociamos este color a lo divino, a lo eterno. El azul es el color más nombrado en relación con la simpatía, armonía, amistad y confianza. Representa paz, grandeza, serenidad y relajación.

 

EL VERDE: más que un color es un estilo de vida. El color verde transmite esperanza, sosiego, equilibrio y ponderación, inspira confianza y tranquilidad. Las personas que lo usan muestran ser afables y confortables.

 

EL CAFÉ: el color menos apreciado pero el que más vemos. Prácticamente nadie siente predilección por el marrón. Paradójicamente este color está muy presente en la moda. El marrón simboliza sumisión y desconfianza. Transmite apatía y conformidad, es propio de personas inseguras.

 

GRIS: el color sin carácter. El gris es seriedad e indiferencia: transmite cansancio,  inseguridad, tristeza,  aislamiento y depresión. En moda se utiliza como comodín, al igual que el marrón es perfecto para la combinación con otros colores.

 

EL NEGRO: el color negro va perdiendo adeptos con la edad. Simboliza tristeza, apatía y a su vez elegancia. Las personas que visten este color muestran un comportamiento de reserva y distanciamiento con el entorno que les rodea, pero a su vez es un color clásico y elegante.

 

EL DORADO: mucho más que un color. El oro está cargado de simbolismo, es sinónimo de belleza, felicidad y lujo. Depende de cómo lo combines puede ser brillante y alegre o sobrio y tradicional.

 

EL PLATEADO: Es el último color en el que pensamos. La plata es un color muy equilibrado. Es sinónimo de estabilidad, versatilidad, cerebral, independencia y armonía.

Usarlos adecuadamente en tus prendas de vestir te permitirá transmitir el mensaje que quieres proyectar, todo acorde a tus objetivos de vida.